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Andar, Casa del Pescador, Estrés, felicidad, Jardines Cecilio Rodríguez, paseo, pavo real, preocupaciones, Retiro, salud
¡Qué sería Madrid sin el Retiro! Ese recodo de verdor, de respiro del frenético ritmo de vida de ciudad grande.
Disfrutar del verdor de la primavera, el césped de un verde brillante, los arbustos frondosos, los castaños en flor, el cantar de los pájaros, un rayo del sol acariciándome la cara . Siento que se me relaja el cuerpo y desaparecen las tensiones. Intento ignorar a la demás gente y conectar con la naturaleza, algo tan necesario, creo, viviendo en una ciudad, en un mundo acelerado, de tecnología, interconexión constante.
Recuerdo la charla de Álvaro Bilbao, Doctor en Psicología de la Salud y Neuropsicólogo, en el I Encuentro para el Progreso de la Salud en la Empresa, celebrado hace poco en el Caixa Forum, sobre la importancia de cuidar el cerebro y los nefastos efectos del estrés sobre el mismo, aumentando considerablemente las probabilidades de sufrir un íctus o Alzheimer. Menos mal que me gusta ejercitar el cerebro leyendo y jugando a juegos para entrenarlo, pero intentaré cuidarme con más consciencia también de los estragos del estrés con ejercicios específicos, meditación etc.
Empiezo mi recorrido por los Jardines de Cecilio Rodríguez porque me apetece ver los pavos reales cuyo canto se oye desde lejos ahora en primavera. Cada vez que subía por Menéndez Pelayo en las últimas semanas me llamaba su grito y me sacaba una sonrisa. Por eso hoy he querido acercarme a verlos. Además me encantan los Jardines de Cecilio Rodríguez con sus fuentes, las columnas rodeadas de hiedra como preparadas para una boda y, como no, los pavos reales paseando a sus anchas. Atisbo entre los árboles la capilla del hospital Niño Jesús con sus preciosas torres y me detengo a sacar una foto.
Continúo mi paseo y veo los primeros pavos reales, un grupo de cuatro machos y tres hembras entre los setos bajos en medio de los Jardines. Más allá de repente baja volando un macho de un árbol pero no me da tiempo a recoger el momento en una foto. Disfruto viendo a tres machos atrevidos dejándose dar de comer por unas niñas. Siendo primavera tenía la ligera esperanza de ver un macho cortejar a una hembra desplegando su increíble cola de plumas pero no quiso ser. Pero me quedo con el momento de ver volar a dos machos con esa cola tan, tan larga.
Ha llegado el momento de seguir mi paseo. Salgo de los Jardines y me dirijo hacia la biblioteca por uno de los caminos de tierra sembrado de árboles altos. Inspiro profundamente el olor a castaño y coníferas. Paso la biblioteca y continúo dirección hacia O’Donnell. El Florida Park se encuentra en obras. Ya han retirado lo que formaba la sala de fiestas y parece que están recuperando el edificio histórico, que promete. Volveré en unas semanas a curiosear qué están haciendo.
Salgo del camino principal lleno de gente paseando, en bicis, sobre patines o jugando a la pelota, en busca de un camino más tranquilo y recogido. Voy serpenteando que si hacia la derecha que si hacia la izquierda sin rumbo fijo hasta toparme con la Casa del Pescador rodeado de su pequeño lago.
Sigo zigzagueando y me dirijo hacia la salida de la calle Ibiza. Ha sido un paseo de lo más agradable y pienso en el libro que he empezado a leer titulado «Andar. Una filosofía». No le parece faltar razón a Frédéric Gros. Andar es bueno para la salud pero no es un deporte en el que se busquen resultados ni se busca competir. Creo que es salud física y mental. Es disfrutar el momento, conectar contigo mismo y con tu alrededor. Te permite dejar divagar la mente. Como dice el autor «Para ir más despacio no se ha encontrado nada mejor que andar… Caminando sólo una hazaña importa: la intensidad del cielo, la belleza de los paisajes».
Qué buena forma de empezar este puente de mayo, dejando atrás la semana laboral, el estrés, las preocupaciones. Cuando miro el reloj, veo que es la hora de comer pero que he estado paseando menos tiempo del que pensaba porque para mi alma ha sido un bálsamo y siento paz interior.
Así que si quieres desacelerar el ritmo anda, camina, pasea y sobre todo disfruta.
londonomateus dijo:
Me ha parecido estupendo leerlo, es verdad cuando camino, especialmente por el Retiro, conecto conmigo misma y con el entorno. No hay nada mejor para que se aclaren mis ideas y sea mucho más creativa. Enhorabuena.
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Not a 38 dijo:
Y una vez se te aclaran las ideas, me consta que también te encanta escribir en ese entorno tan privilegiado que es el Retiro. Muchas gracias por tu comentario!
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londonomateus dijo:
Reblogueó esto en MejorYMasEficientey comentado:
Magnífico blog que debería ser de lectura obligada.
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rgnf2008 dijo:
Bonito y relajante tu relato. Dichosos los que tenéis el privilegio de vivir en el centro de una gran ciudad y poder desconectar disfrutando de la naturaleza a tan sólo unos pasos.
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maite dijo:
Hi German girl!!….
Me gusta como escribes y me alucina la soltura que has conseguido en tiempo record en el idioma de Cervantes….y encima te conoces el retiro mejor que muchos madrileños….¡y no digamos Españoles!!…Chica….¡cortaté un pelo!!!
Enhorabuena
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Not a 38 dijo:
Jajajajaja… Gracias Maite! Se hace lo que se puede.
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Marisa dijo:
Me ha encantado el paseo Dorit!!
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